¿Qué hacías antes? Hasta el 2006 estuve laburando en el Serviclub de YPF, de 8 a 14, y de allí me iba a ensayar. Era duro, pero no había opción.
Quien habla es Pilar Gamboa, una de las ¿cinco, o tres? mejores actrices de su generación -tiene 30 años-, surgida del frondoso circuito independiente. Aquellos que transitan los rincones del off, sabrán de quién se trata. Integra el grupo “Piel de lava” y fascinó, hace poquito, en “El tiempo todo entero”, por citar una obra entre decenas.
Hoy es una de las protagonistas de la fantástica “El pasado es un animal grotesco”, que de tan compleja en su cocción asusta con sólo pensar en sus ensayos. “Durante seis meses, fuimos a un galpón, en Parque Patricios, y allí meta práctica. Era todo fe y voluntad, no veíamos un mango, pero estamos acostumbrados quienes venimos del teatro under. Sé que suena romántico... La propuesta de Mariano (Pensotti, el padre de la criatura) era una locura excitante, que exigía fluidez y memoria”, comparte.
¿Te redituó de alguna manera? ¡Cómo! Nos fuimos de gira a Europa y estamos por irnos de nuevo. Además, cuando te deslomás por algo y de pronto ves una moneda, la satisfacción es doble. Y estando allí, me siento una actriz poderosa.
Se dice que todo vuelve, ¿sí? Bah, que la vida es un boomerang, para lo bueno y lo malo. Lo cierto es que Pilar tuvo como espectador a Adrián Suar quien, “injusto” (tenía que haber elegido a los cuatro actores), preguntó: “¿quién es esa chica?”. Distinción que le valió a Gamboa llegar a la TV: forma parte de la brigada “Los únicos”, que desembarca en El Trece el lunes. “Allí encarnaré a Violeta, personaje que tiene el poder de la intuición”. Ya el año pasado había tenido un puñado de apariciones en “Para vestir santos”. “A la tele la estoy experimentando, diría que es una ocasión para seguir aprendiendo”, opina humilde, y acota divertida: “Y un sueldo que me depositarán en el cajero”.
Pilar es de esas actrices que logran su cometido no por efecto del azar, sino por sudor y trabajo. “Creo que soy muy laburadora, porque amo lo que hago”, podría ser “su” frase, la que define a esta actriz de sonrisa fina y mirada intensa, que se formó con Ricardo Bartís y Alejandro Catalán.
Lejos de sentirse realizada, ella luce muy terrenal y, pese a su edad, piensa como una veterana de la actuación. “Mi carrera se fue armando, pero es todo tan efímero que mañana se puede caer a pedazos”, ¿exagera? Es de “cranear”, de hablarse y de reconocerse privilegiada. “Si hay algo que no me convence, no lo hago. Soy fiel conmigo”. Eso sí, espera no volver más al Serviclub.
PILAR GAMBOA, MI GRAN INSPIRACION
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