miércoles, 9 de marzo de 2011

• Pasion & Coraje •


Tiene 30 años y dice que se prende fuego cuando actúa. Lidera dos grupos de teatro con los que estrenó diversas obras. En 2010, participó por primera vez en un programa de televisión.
TEXTO SONIA JAROSLAVSKY

Pilar Gamboa es una de las actrices más talentosas y activas de la escena porteña. En épocas donde escasean los grupos de teatro, ella sostiene dos: Piel de Lava (su último espectáculo fue Tren) y Compañía El Silencio (en los últimos años presentó El tiempo todo entero, de la joven dramaturga, directora y novelista Romina Paula).
Gamboa acaba de cumplir 30 años. Dice que piensa mucho en la edad, que tal vez esté pasando por una crisis. Las crisis, se sabe, pueden considerarse instancias de crecimiento. Al menos en lo profesional, Gamboa ha crecido de manera vertiginosa en los últimos meses. 2010 fue su gran año.
Irrumpió en la televisión con Para vestir santos. En cine, filmó Vaquero, de Juan Minujín, y se encuentra rodando La flor, de Mariano Llinás. Además, ganó el premio a mejor actriz en la competencia internacional del Bafici 2010 por su labor en Lo que más quiero, dirigida por Delfina Castagnino. En teatro, se lució con El pasado es un animal grotesco, de Mariano Pensotti, que se presentó en el Teatro Sarmiento y estuvo de gira por Europa.
“Fue un año de mucho aprendizaje”, dice Pilar. “Sobre todo, entendí que la actuación ya es una profesión para mí. Después de tanto trabajo, vivir de lo que quiero me hace sentir privilegiada”. Este año se la verá en Los únicos, el nuevo proyecto de Pol-ka.

¿Qué podés decir de tu experiencia en la televisión?
La televisión acaba de aparecer en mi vida. Me entusiasma mucho. Quiero seguir investigando y, después de haber hecho teatro y un poco de cine, la tele representa un nuevo desafío. Me da alegría y vértigo. Voy de a poco, como una hormiga que trabaja sin parar.

¿Por qué formaste y mantenés dos grupos de teatro?
Creo en el trabajo grupal. Me cuesta pensar sola. Comparto esos grupos con amigos con los que descubrimos el teatro hace mucho tiempo. Conocí a las chicas de Piel de Lava [Valeria Correa, Elisa Carricajo y Laura Paredes] y a Romina Paula, Esteban Lamothe y Esteban Bigliardi, de la Compañía El Silencio, hace casi diez años. La amistad que nos une es un capital enorme a la hora de producir algo. Los grupos son espacios de investigación. Pensamos a conciencia qué tenemos ganas de hacer y es magia pura. El teatro funciona también como una excusa para ver a mis amigos muchas veces por semana. Con ellos no sólo reflexionamos sobre la actuación; también bailamos, tomamos cerveza y nos reímos. Esto es lo que nos sostiene. No nos quedamos esperando que nos llamen para trabajar, sino que generamos nuestros propios proyectos. Alguna vez leí que el amor es compartir con otra persona una misma manera de ver el mundo; eso sucede en los dos grupos de los que formo parte.

¿Por qué elegiste ser actriz?
Cuando actúo, me prendo fuego. Uno interpreta a otro que, al mismo tiempo, es un poco uno. Actúo porque, aunque suene naïf, me llena el corazón de alegría. Hace poco leí una entrevista a la escritora estadounidense Katherine Anne Porter donde decía que una persona debe tener coraje para tener talento. Si los artistas jóvenes no tienen coraje, fracasarán. El coraje es un requisito esencial para emprender cualquier proyecto.

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