miércoles, 28 de septiembre de 2011

"La vida del actor no es siempre glamorosa



Entrevista. Juan Minujín y Pilar Gamboa. El dirige y protagoniza este filme sobre un actor que sueña con triunfar. Ella encarna a una vestuarista que se enamora de él. Hablan de los mitos y verdades de la profesión.

  •  Por: Natalia Moret 

Si alguna vez sintió que el mundo debería reconocer de una vez por todas su talento y darle mucho más que lo que le está dando, Vaquero va a hacerlo reír. La opera prima de Juan Minujín (protagonizada por sí mismo) cuenta la historia de Julián Lamar, un actor treintañero, alternativo, desesperado por abrirse camino en el mundo del arte. Obsesionado con el actor del momento (interpretado por Leonardo Sbaraglia), y ayudado por una vestuarista sensible que lo quiere bien (Cintia, por Pilar Gamboa), Lamar se prepara para el casting de una película estadounidense que podría acercarlo un pasito más al paraíso de los artistas. ¿La inspiración? No. El éxito.
Clarín habló con el actor/director y Gamboa, la coprotagonista, acerca del filme y de la problemática de los “actores del under” que quieren, o no, hacerse famosos.
¿Creen que todos los actores del under quieren salir de esa zona y conseguir lo que todos los demás parecen querer? Fama, reconocimiento, plata, plata, plata… Gamboa (risas): No sé... Pero no creo que la película hable por todos los actores. Habla por Julián Lamar. Y creo que lo que Julián Lamar quiere es que le salga una. No te digo todas, ¡pero al menos una! En general, en la vida...
Minujín: Como actor, el éxito y el fracaso se traducen en fama, guita, prestigio... Es muy raro que un actor no se sienta interpelado por esas cuestiones. Y la película intenta mostrar hasta qué punto uno a veces está metido en el rollo del éxito, un rollo que no para nunca. Porque si Julián obtuviera todo lo que busca tampoco estaría tranquilo. Ya que hay algo de querer satisfacer continuamente a un otro -un padre, un director de casting, una chica, etcétera-, y cuanto más vacío hay, mayor es el esfuerzo por intentar satisfacer a ese otro. Este personaje no es un ganador. No gana porque no puede parar con esta suerte de insatisfacción permanente. Es su propio enemigo.
En un momento el personaje dice: “A mí lo que me cagó es el progresismo”. Desarrolle.
Minujín : (se ríe) Lamar ve al actor exitoso interpretado por Sbaraglia como un pibe de barrio, con padres que ni esperaban que fuera artista, que un día aparece y va como una bala. Y que además es un pibe sencillo. En cambio, él se ve a sí mismo como un producto del exceso de psicoanálisis, exceso de terapia de familia, exceso de reflexión... No es una crítica al progresismo, sino una descripción del mundo del personaje. Un mundo en el que te educan diciéndote “ponete siempre en el lugar del otro”. Un mundo en el que todo el tiempo hay que estar contemplando lo que le pasa a todos los demás. Un mundo que sobrevalora lo alternativo. Por eso él dice en un momento: “No quiero ser alternativo, quiero estar en todos lados”, pero es más como una contrareacción a esa información familiar heredada. Con la voz en off accedemos a sus pensamientos, que muchas veces son inconfesables y hasta pueden hacerlo poco querible...
Gamboa: Pero lo hacen más humano, porque lo vemos ahí, sufriendo por dentro cuando todos halagan al otro actor, y él que sigue careteándola mientras piensa cosas que jamás podría confesar... Y te sentís identificado, ¿no? Porque a todos alguna vez nos pasó, estar diciendo con la gestualidad “está todo bien”, pero estar pasándola pésimo por dentro.
¿Julián es un hombre solo y el personaje de Pilar, su mejor oportunidad para salir de esa soledad? Gamboa: Es el amor... Es medio difícil decir cuándo uno hace bien o mal. A mí gusta cómo está tratada la relación entre ellos. Me parece conmovedora. No sé si Julián es así siempre. No sé si pierde oportunidades. Pero algunos trenes se pierde...
Minujín: Es que está atrapado en su neurosis. En todo: en lo profesional, en lo afectivo, en lo sexual. El único personaje que le ofrece algo más real es el de Pilar. Y él trata, pero no siempre puede. Porque la gente cambia, sí, pero yo creo que tampoco cambia tanto.

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