sábado, 22 de enero de 2011

• Lo que mas quiero •

Lo que más quiero es la historia de dos duelos: uno amoroso, de inmediata repercusión y dilución más sencilla; otro más duro, de procesos más lentos y luctuosos. Lo que más quiero es también la historia de una amistad entre dos chicas, sostenida a la distancia y puesta a prueba en la convivencia. 
Lo que más quiero es la historia de esos dolores, pero –como las películas más sabias– se acerca a su tema de manera oblicua. Porque Lo que más quiero es, en casi todo su metraje, una comedia brillantemente actuada y filmada en sobrios planos secuencia (la conversación sobre un coche entre los personajes de María Villar y Esteban Lamothe, de timing perfecto, es especialmente memorable).


 Lo que más quiero es también un debut refulgente, de notable seguridad, tanta como para tocar las más variadas emociones; otro plano secuencia, sobre Pilar Gamboa sentada y asumiendo un rol para el que no está preparada, es un prodigio de sensibilidad. Y Lo que más quiero es, además, una película virtuosa y de imágenes de mucha belleza (quizás el sur argentino nunca se haya visto tan bien en el cine). Lo que más quiero es una película hermosa, así de sencillo.


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