miércoles, 23 de febrero de 2011

“Yo me divierto. Ese es mi termómetro”

Por: Revista Alrededores - Año III, Num 25, Marzo 2008

Brilla en el escenario. Actualmente se la puede ver en Automáticos , de Javier Daulte y Acassuso , de Rafael Spregelburd. Trabaja con los directores más reconocidos de la escena porteña, pero también apuesta a las producciones propias junto a su grupo Piel de lava. Creía que quería estudiar Medicina, pero gracias al Curso Preuniversitario de Ingreso (CPI) hoy podemos disfrutar de su inconmensurable talento en el teatro. Con ustedes, Pilar Gamboa. 


Dice que cuando a los cinco años le preguntaban qué quería ser de grande, jamás se le hubiera ocurrido contestar “actriz”. “Era muy histriónica en el ámbito familiar”, comenta. “Solía imitar gente. Mis papás me pedían imitaciones de parientes. Pero afuera siempre fui más tímida”. Fue recién en 4º o 5º año de la secundaria cuando, tras participar de un acto escolar, se dijo “esto es lo mío”. Así y todo decidió anotarse en Medicina. “Hice el CPI y no entré. Y tampoco sabía si quería hacer eso. Tenía un quilombo mental importante”. Fue entonces cuando volvió a picar el bichito de la actuación. “Me anoté en el Conservatorio de Arte Dramático y tampoco entré”. Esto la deprimió, pero no se dio por vencida. Se anotó en tres cursos de actuación en el Centro Cultural Ricardo Rojas y se empezó “a copar mucho”. De ahí fue a estudiar con Ricardo Bartís , Alejandro Catalán y Cristian Drut . “Y después me puse a actuar, a armar mis proyectos. Empecé a estudiar y se me ocurrió que estaría bueno armar algo, conseguir una sala y montarlo. Esto con toda la energía de ser más joven, tenía 19 años. Y estuvo buenísimo porque así empecé, no sólo estudiaba sino que también poníamos las obras y las hacíamos, entonces estuvo buena esa mezcla”.
Así nació Piel de Lava, el grupo que conforma con Elisa Carricajo , Valeria Correa y Laura Paredes . Su primera obra, Colores verdaderos , surgió a partir de un ejercicio en el taller de Catalán. “Con E lisa nos pusimos a improvisar una escena de dos oficinistas en la década del 80, separadas por los clásicos box de oficinas. A fin de año mostramos un pedacito. Nos fuimos muy contentas con el trabajo y dijimos ‘escribámosla y hagámosla'”. Y entonces se sumaron Valeria en dirección y Laura en asistencia. Presentaron la obra en el Festival de la Muestra , donde ganaron, lo cual les dio la posibilidad de hacer dos funciones en el Festival Internacional de Teatro. “Ganar nos dio cierta confianza”, comenta Pilar. Y con esa confianza se presentaron en el Teatro del Pueblo, donde la obra gustó y les dieron una sala para hacer funciones. Después llegó Neblina , para la cual, como actuaban las cuatro, llamaron a Héctor Díaz para que se hiciera cargo de la dirección. “ Neblina era sobre una banda pop de chicas”, recuerda Pilar. “Yo era una cantante niña prodigio que entra en decadencia y le contratan tres chicas después de un casting multitudinario. Era una especie de burla a los realities, pero sin parodia. Mi personaje se llamaba Valentina y le contrataban a estas tres para hacer la banda, pero ellas estaban involucradas en hacer caer a Rosen, que era un dueño capitalista de discográficas. ¡Era un quilombo la obra! Muy divertida”. Actualmente están empezando a trabajar en su tercera puesta: Tren . “Es un viaje de unas fieles de una iglesia evangélica a Tucumán, pero recién estamos armándola”. Oficinistas, banda de chicas pop, religiosas: la constante del género como marca registrada del grupo. “Siempre tocamos temáticas femeninas, porque somos cuatro chicas de la misma edad. Es algo que surge naturalmente”. 


Actualmente se la puede ver en Automáticos y Acassuso , ambas estrenadas en 2007. “Para mí el año pasado fue buenísimo, porque justo me llamó Spregelburd y después Daulte y yo tenía muchas ganas de actuar”, comenta entusiasmada. “Aprendí mucho con ellos dos. Y también con Romina Paula (directora de Algo de ruido hace , que se repone en mayo en el Espacio Callejón). Fue un año de aprendizaje y de actuar mucho y en cosas muy distintas. Y eso estuvo re bueno porque me entrenó un montón. Actuaba miércoles, viernes, sábado y domingo...”
Ganadora del Premio Estímulo María Guerrero 2007, sabe que la clave está en el permanente compromiso con la profesión. “Un premio está bueno”, sostiene, “pero no te modifica nada. Hay que seguir trabajando y ensayando y aprendiendo”. Tampoco sobredimensiona el impacto de la crítica. “Me interesan las críticas de las obras que hago, las leo con entusiasmo. Hay algunas con las que estoy de acuerdo y hay incluso algunas negativas de las que puedo decir ‘ah, bueno, puede ser'. Me parece que está bueno que haya gente que haga críticas de espectáculos. Pero, por otro lado, es tan subjetivo como eso: uno que va, se sienta y escribe sobre lo que ve; podés estar de acuerdo o no. No me llevo mal con las críticas. Tampoco es una cosa que me importe demasiado. No es que estoy pensando, ‘ay dios mío, que nos pongan buena en Clarín'. Si sucede está bueno porque convoca gente, pero si ponen que es malo o regular tampoco me cambia la existencia. Es raro que exista gente que critique, pero está bueno, la pluralidad es lo mejor, leer otras opiniones sobre lo que hacés. Que alguien opine de vos además habla de que lo que estás haciendo tiene capacidad de llegar a otro. Mejor que publiquen la crítica a que no la publiquen. Hay gente que de buena onda si no le gusta la obra no la publica porque dice para qué. Es divertido el mundo de las críticas. Genera controversia. Yo me divierto. Ese es mi termómetro. Si me parece que lo que estoy haciendo está bueno y me divierte y me dan ganas de ir a hacer la función, pueden decir que es malísimo, pero me llena espiritualmente, la paso bien”. 

Artista multifunción o chica superpoderosa, Pilar no solamente actúa, sino que participa en la dramaturgia de las obras de Piel de lava. A pesar de ello, ante la pregunta sobre un posible futuro como autora, sostiene, “me parece que no escribo muy bien. Yo soy demasiado autocrítica, con lo que escribo sobre todo, entonces sufro más de lo que me da placer. Con el grupo es distinto porque generalmente son bajadas de improvisaciones, entonces vamos escribiendo sobre lo que ya pusimos el cuerpo antes. Poner el texto a priori no es algo que disfrute mucho. Por ahora, pero no sé qué me va a pasar. Tal vez en tres años estoy en Salta escribiendo obras de teatro”. “Por ahí me interesa más en algún futuro dirigir”, deja vislumbrar, aunque inmediatamente lo pone en duda, “pero tampoco demasiado. Me gusta mucho actuar. Por ahora, de las tres cosas, es la que me da más adrenalina. Me parece que como director la debés pasar medio como el culo afuera. Si pasa cualquier cosa no lo podés resolver. Como actor estás ahí, y si se cayó una escalera te hacés cargo y actuando lo resolvés, pero si estás mirando desde afuera me da la sensación que debe ser angustiante ver que hay algo que está saliendo mal y vos no podés hacer nada”.
Pero las inquietudes de Pilar no se agotan en el teatro. Entre función y función “hago, hice y haré Letras. De a poco. Cuando tengo tiempo rindo materias. Pero lo hago porque me gusta la carrera en sí, no porque quisiera ejercer de eso nunca”. Aunque otra vez, casi instantáneamente, la ataca la duda. “No sé, capaz que algún día sí. Tampoco sé si voy a ser actriz toda la vida”.


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