jueves, 8 de septiembre de 2011

CRITICA DE: EL TIEMPO TODO ENTERO


Por Maria Milessi 


Calificacion: ★★★★ 



Antonia (la Laura Wingfield de Pilar Gamboa, en cuyo punto de vista se centra esta versión) no colecciona muñequitos de cristal; colecciona saber, datos, reflexiones. Busca conocimiento para  compartirlo con los demás, para confrontar, discutir. Se pregunta qué es conocer ¿Cuándo uno puede aseverar que ya conoce esto o aquello? ¿Ver es conocer? Cree sobrevalorada la experiencia. Ella elige imaginar antes que experimentar. Defiende su pequeño mundo platónico, con su propia lógica irrefutable. Su conexión con el exterior es lo que ella elige buscar en internet, y su relación con su familia y con las pocas personas que van a  su casa, a las que acepta, ya que si van, es no son son del todo desconocidos.

El encuentro con Maxi (el Jim O´Connor de Esteban Lamothe) es fructífero, confrontan cosmovisiones. El interior se enfrenta al exterior. El individuo en oposición a la sociedad. Lo particular vs lo general. Un desafío para Antonia, poder defender su estructura, frente a los tan básicos cuestionamientos del otro, clichés que ella lo obliga a repensar.  El tiempo. No hay, para ella, tiempo “libre” porque no hay lo opuesto tampoco. El tiempo no tiene clasificaciones ni jerarquías. No se divide. Ella lo utiliza por igual para todo aquello que le interese. Si algo capta su atención, investiga más sobre ello (como la canción de Marco Antonio Solis o los paralelismos con Frida Kahlo). El tiempo, para ella, es todo entero. Lo que para Maxi es tiempo perdido, es la vida de Antonia, el modo que ella dice elegir vivir su vida. El personaje que juega Esteban Lamothe es un tipo sencillo, que no le da demasiadas vueltas a las cosas, que dice lo que piensa sin filtro, pero con dulzura e interés por ella, lo cual la va conduciendo a quererlo y a abrir su cabeza, su mundo y sus fantasmas. La burbuja de cristal ansía el estallido.

La decisión de dirección de que el mismo iluminador (Matías Sendón) diseñe el espacio (en conjunto con Alicia Leloutre) es acertada. Espacio escénico y concepto lumínico se superponen. El espacio es una caja de luz blanca, que baña la escena de forma pareja y difusa, generando una sensación de irrealidad, siempre igual, como si las horas no pasaran. Sólo en un momento la iluminación cambia, alterada por la subjetividad de lo que experimenta Antonia.

Esta caja es la casa, sin embargo paredes y puertas son sólo sus estructuras metálicas, vacías, permeables al afuera. Transparentes como el cristal. Recuerda a “Dogville”. Esto resalta más el encierro de Antonia. No son paredes las que la mantienen dentro, sino temores que ni siquiera quiere aceptar, fantasmas que inevitablemente se harán presentes.

Ella es la lógica que se ha creado para sí misma, nada parece hacerla dudar. Sin embargo, llegando al final, se evidencia (para ella misma) su fragilidad. Un final en el cual cada personaje está tomado por lo que la situación le genera, las  tensiones se potencian, resultando conmovedor y catártico. La joven se enfrenta al hecho de que su vida es como un castillo hecho con figuritas de cristal en equilibrio: ante el más  mínimo movimiento de cualquiera de sus piezas, se derrumba.


- EL TIEMPO TODO ENTERO, TODOS LOS MIÉRCOLES, 21 Hs.  HUMAHUACA 3759 , RESERVAS: 4862 1167 - 



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